Hay bulos que, de tanto repetirse, han
calado en la sociedad disfrazados de verdad. Igual ocurre con los mitos
alimentarios, esas creencias populares sin base científica que crecen con
nosotros y que tarde o temprano acaban incrustándose en nuestro estilo de vida
e, incluso, llegan a condicionar nuestra dieta. Pero, ¿cuáles de las
afirmaciones que circulan en nuestro entorno son verdad, y cuáles, por el
contrario, son sólo leyenda?10 bulos culinarios....
1).- El zumo de naranja
pierde las vitaminas si no lo bebemos rápido"Hijo, bébete el zumo que está
recién exprimido". Seguro que a más de uno su madre le ha regañado por
tardar un poco más de la cuenta en tomarse el zumo de naranja, el Dios de la
vitamina C, ideal para curar resfriados. Pues bien, todo parece indicar que,
sólo por esta vez, mamá no tiene razón. Según M. José Ibáñez, miembro del
Consejo General de Dietistas-Nutricionistas y Presidenta del Colegio de D-N del
País Vasco, estamos ante "uno de los mitos más extendidos de la
alimentación, sin base científica alguna". Aunque es cierto que las vitaminas
se pierden con el paso del tiempo, no se trata de un proceso tan rápido.
"Si conservamos el zumo tapado en la nevera, las vitaminas se mantienen
durante 12 horas aproximadamente", explica Ibáñez.
2).- La sacarina es
veneno. Son muchos los que vinculan este edulcorante sintético - descubierto en
1879 y recomendado por los médicos cuando está contraindicada la toma de
azúcar- con el cáncer o la diabetes. Ibáñez desmiente estas afirmaciones:
"Hoy en día está descartada su relación con estas enfermedades y su consumo
dentro de las cantidades recomendadas no supone ningún riesgo".
3).-Beber
agua en la comida engorda"No, en absoluto", responde Ibáñez cuando se
le pregunta sobre este asunto. El agua, esencial para la mayoría de formas de
vida, nunca aporta calorías, por lo que da igual que la tomemos antes o después
de comer. De hecho, esta nutricionista recomienda a personas con ansiedad beber
agua antes y durante la comida, pues "aumenta la sensación de saciedad y
ayuda a controlar la ingesta".
4).- El huevo ¿amigo o enemigo? Años atrás el
consumo de huevos estaba demonizado e, incluso, se planteó la posibilidad de
prohibirlo. Actualmente, muchos estudios confirman que, aunque el huevo tiene
colesterol en sus componentes- necesario para la vida y el futuro del embrión-,
éste no eleva el riesgo cardiovascular en personas sanas. "Hoy en día está
demostrado que el gran factor que hace aumentar el colesterol es la grasa
saturada", dice Ibáñez. Además, un estudio reciente, demuestra que
personas sanas con una dieta variada pueden consumir hasta un huevo por día sin
problema.
5).- La fruta después de la comida, culpable de unos kilos de más. La
creencia de que la fruta después de comer se fermenta en el estómago y acaba
convirtiéndose en azúcar que el cuerpo almacena en forma de grasa se ha
extendido hasta convertirse en otro gran mito. "Los alimentos tienen
siempre las mismas calorías, independientemente de la hora o el momento en el
que se tomen", explica la nutricionista Ibáñez. "En personas con
mucha ansiedad, comer fruta y beber agua al inicio de la comida puede ser una
estrategia para controlar la ingesta de otro tipo de alimentos más
calóricos", añade.
6).- Beber una copa de vino tinto durante cada comida
adelgaza. En 2012, científicos de la Universidad de Purdue lanzaron un estudio en
el que demostraban que un compuesto del vino tinto ayudaba a perder peso. Sin
embargo, según la nutricionista Ibáñez esta afirmación es una mentira culinaria
más. "El vino contiene alcohol, que aporta 7 kcal/gr. Una copa de tinto de
unos 100ml nos aporta unas 100 kcal, sin ningún otro nutriente de interés.
Lamentablemente, el alcohol no 'disuelve' la grasa corporal",
sentencia.
7).- Si estás a dieta, pásate a los refrescos 'light'¿Quién a la hora
de pedir un refresco no ha optado por el light para ahorrarse ganar unos
kilitos de más? Aunque bien es cierto que en este tipo de bebidas se suele
sustituir todo el azúcar por edulcorantes que apenas aportan calorías, los
estudios parecen indicar que nuestro cuerpo acaba por responder a este sabor
dulce y pone en marcha los mismos mecanismos que cuando se toma azúcar.
"Para quitar la sed, lo mejor es beber agua", recomienda Ibáñez.
8).-
El aceite de girasol, un peligro para la salud. Que una dieta mediterránea en
condiciones ha de incluir aceite de oliva es algo así como una premisa que
nadie osaría negar. Por eso, en la actualidad, son muchos los que recomiendan
que, en caso de freír, dejemos de lado el aceite de mantequilla o girasol
-perjudiciales para la salud- y optemos por el de oliva. Según Ibáñez esta afirmación
no es cierta. "La diferencia entre ambos es que el de oliva es rico en
grasas monoinsaturadas, mientras que el de girasol es rico en grasas
polinsaturadas, todas ellas cardiosaludables", asegura la nutricionista:
"La ventaja del de oliva frente al de girasol, a la hora de cocinar, es
que resiste mejor la temperatura, se estropea menos y se puede reutilizar más
veces".
9).- El aguacate engorda. Son muchos los que sitúan al aguacate en el
'top ten' de las frutas que más contribuyen al aumento de peso. Es verdad que
se trata de una pieza con un contenido de grasa mayor que el resto. No
obstante, las grasas que éste contiene son en mayor medida monoinsaturadas, que
movilizan al organismo. "Se trata de grasas que protegen el sistema
cardiovascular. El aguacate es un alimento muy recomendado para la mayoría de
la población, incluidas las personas que quieran perder peso", aconseja
Ibáñez.
10).- El alcohol blanco tiene menos calorías. Esta afirmación, extendida
por los que se ponen a dieta con pocas ganas de abandonar el alcohol, es otro
de los grandes mitos alimentarios. "Todo el alcohol aporta las mismas
calorías", dice Ibáñez. De hecho, el vodka o el anís se encuentran entre
las bebidas que más engordan.... y
Tres afirmaciones que son verdad:
1).- Las
calorías sanas de los frutos secos¡Cuidado con los frutos secos! Seguro que más
de uno ha tenido en cuenta esta advertencia a la hora de ponerse a régimen.
Aunque no podemos negar que los frutos secos son alimentos bastantes calóricos,
eliminarlos por completo de nuestra dieta con el objetivo de perder peso es un
error. "Son muy ricos en grasas saludables, y recientes estudios
demuestran que una dieta mediterránea enriquecida con frutos secos reduce de
manera significativa el riesgo de infarto de miocardio, de accidente vascular
cerebral o de muerte por causa cardiovascular", indica Ibáñez:
"Incluir una pequeña cantidad de frutos secos en nuestra dieta diaria es
una muy buena opción".
2).- El azúcar, ese gran enemigo de la vida
sana. Durante un año, Eve, su esposo y sus dos hijas decidieron dejar de consumir
azúcar y cualquier alimento que lo contenga. La aventura fue saludable y todos
comprobaron lo mucho que se puede lograr eliminando el azúcar de la dieta.
Aunque para Ibáñez hay que diferenciar entre el azúcar natural - presente en la
mayoría de frutas- y el añadido-, la nutricionista confirma la experiencia
vivida por esta familia. "Consumimos grandes cantidades de azúcar sin ser
conscientes de ello. El azúcar añadido, al no estar acompañado de fibra, pasa
muy rápidamente al torrente sanguíneo. Esto provoca una elevación de la glucosa
en la sangre y que el cuerpo tenga que liberar grandes cantidades de insulina
para llevar esa glucosa al interior de las células", expone la
nutricionista. Esta misma dirección sigue la OMS, que recomienda que se limite
el consumo de los azúcares libres a un máximo del 5% de la ingesta calórica
total (25 gr. de azúcar al día).
3).- El pan ¿engorda?"El pan aporta unas
250 kcal. por cada 100 gr., por lo que hay que consumirlo con moderación".
Así habla Ibáñez del que es posiblemente el alimento más arraigado en nuestra
cultura gastronómica. Y es que por mucho que nos duela todo, a excepción del
agua, engorda. En cuanto a si hemos de elegir el pan integral o el blanco, la
nutricionista recomienda el primero por su mayor contenido en fibra. "Los
dos engordan exactamente lo mismo", reitera..